viernes, 11 de mayo de 2012

Ginecoestética con y sin cirugía.


Fuente: http://www.tratamientosbelleza.com.ar


En la actualidad ya no resulta tan poco habitual que muchas mujeres se sometan a cirugías plásticas de la zona genital, por cuestiones funcionales o meramente estéticas. Es que en tiempos donde la sexualidad se vive más a pleno y sin las ataduras de épocas pasadas, existe la preocupación por lucir bien, también “allí abajo”.
Es por ello que la medicina ofrece distintos tratamientos de ginecoestética, algunos con intervenciones quirúrgicas y otros con tratamientos menos invasivos, en todos los casos con un alto nivel de conformidad en las pacientes.
Entre las alternativas quirúrgicas, es oportuno repasar cuáles son. La vaginoplastía y perineoplastía tienden a utilizarse para revertir las secuelas de partos. La vaginoplastía devuelve elasticidad a los tejidos fláccidos de la vagina, al tiempo que reduce su diámetro y se le da soporte a los músculos. El periné es el área que va del ano a la vagina, que puede desgarrarse durante el parto o por la práctica de una episiotomía. Si no cicatrizó en forma adecuada, este procedimiento corrige el problema recortando exceso de tejido, lo que contribuye a darle más firmeza a la apertura vaginal. Ambos procedimientos – que suelen practicarse juntos –  previenen problemas de salud como prolapsos e incontinencias, que suelen aparecer con la menopausia.
También en quirófano se realiza la labioplastía, es decir, el recorte y modelado quirúrgico de los labios vaginales, cuando presentan hipertrofia (agrandamiento), son asimétricos o cuelgan. Se trata de un problema más común de lo que se cree, que trae mucha incomodidad a la mujer en sus relaciones íntimas, y también en la vida cotidiana (utilizar ropa ajustada, andar en bicicleta, etcétera). Es habitual – pero no es el único caso – realizar este procedimiento tras una gran pérdida de peso, en otras mujeres las asimetrías o los labios demasiado grandes se dan de forma congénita.
Otro procedimiento quirúrgico es la liposucción de labios y pubis, que se realiza en pacientes con algún grado de sobrepeso u obesidad que tienen demasiado tejido graso en esta zona, que puede persistir aún luego de bajar de peso.
Pero además, hay tratamientos mucho más sencillos, sin cirugía y que se realizan de manera ambulatoria, es decir que son prácticas en consultorio, con anestesia local o sin anestesia, que permiten reincorporarse a las tareas en el mismo día.
Entre esos procedimientos, encontramos la infiltración con ácido hialurónico del punto G – el mismo producto utilizado en el rostro para rellenar arrugas –. Ubicado a centímetros de la apertura vaginal, aumenta el placer femenino durante las relaciones sexuales.
El ácido hialurónico se utiliza también en los labios vaginales, para devolverles turgencia y buen aspecto en mujeres maduras o con hijos.
Si hay excesivo oscurecimiento de la piel de los genitales, lo que ocurre normalmente con el paso de los años, se pueden practicar blanqueamientos con ácidos suaves como el salicílico o el glicólico.
El más novedoso de todos los procedimientos es la infiltración de plasma rico en plaquetas. Se extrae de la sangre estéde la propia paciente, y aplicado en la mucosa vaginal, estimula la producción natural de colágeno, elastina y ácido hialurónico, con lo cual se evita la sequedad vaginal (muy frecuente en la menopausia), al tiempo que mejora el aspecto general de todos los tejidos genitales.
Como se explicaba al principio, las opciones son muchas y no sólo satisfacen una necesidad estética, sino que en muchos casos devuelve a la paciente la funcionalidad y el bienestar, especialmente para disfrutar plenamente su vida sexual.