lunes, 28 de mayo de 2012

Disfunción orgásmica: el techo de vidrio del clímax femenino


Ana Irina Rodríguez 
www.atusaludenlinea.com 

Cuando una mujer comienza a sentirse maltratada, poco apreciada, valorada o deseada en su relación de pareja, es común que esa circunstancia cobre un impacto en la frecuencia, entusiasmo y satisfacción de su relación sexual ¿Pero qué pasa cuando una mujer con una relación de pareja estable, constructiva y funcional comienza a tener dificultades para alcanzar su orgasmo? ¿A qué factores se puede atribuir esta situación?

Ambas dudas invaden a múltiples mujeres que comienzan a percibir cierta incapacidad para lograr el clímax en sus momentos íntimos y que, influidas en la presión personal y hasta social de asumir el problema, optan por ocultarlo fingiendo orgasmos, o lo evaden, conformándose en la práctica de relaciones sexuales insatisfactorias. Con el paso del tiempo, las dos situaciones acarrean mayores conflictos a la pareja, razón más que suficiente para priorizar su oportuna solución.

De acuerdo con los Institutos Nacionales de la Salud de los Estados Unidos, la disfunción sexual o anorgasmia se presenta cuando una mujer no puede alcanzar el orgasmo o tiene dificultades para alcanzarlo estando sexualmente excitada. 

Estadísticas desarrolladas en Venezuela por la Unidad de Terapia y Educación Sexual, dirigida por los sexólogos Aminta Parra Colmenares y Rubén Hernández Serrano, revelan que la disfunción orgásmica femenina o anorgasmia, es el motivo de consulta sexológica más frecuente en el género, después de la discordia marital.

Determinación del problema

La disfunción orgásmica es un problema que puede presentarse en diversos grados y tipos. “Las mujeres que nunca han sentido un orgasmo en su vida sexual presentan anorgasmia primaria, y las que lo han tenido pero pierden la capacidad de tenerlos, secundaria. Asimismo, cuando hay orgasmo sólo a través de la masturbación, es disfunción tipo 1, y cuando no hay respuesta ni con masturbación ni coito, es tipo 2”, puntualiza Hernández.

Según la experiencia profesional del sexólogo venezolano, la anorgasmia puede generarse a cualquier edad, más su detección y diagnóstico surge sólo cuando la mujer afectada inicia su vida sexual, que es cuando comienza a explorar los límites de su placer erótico y puede buscar ayuda al respecto.

“Las causas están dadas generalmente por factores orgánicos o psicológicos, que en más de una oportunidad se juntan y retroalimentan, ubicándose en el extenso campo de las afecciones psicosomáticas” acota el especialista venezolano.

Entre las causas orgánicas más frecuentes están: los factores hormonales, neurológicos, vasculares, ciertos tipos de medicación, enfermedades y trastornos que afecten la salud general o el interés sexual.

Entre las psicológicas se cuentan: los antecedentes de abuso sexual o violación, las inhibiciones sexuales, la discordia marital, y hasta el no reconocimiento del clímax, por la magnitud de las expectativas asociadas a sensaciones de esta respuesta fisiológica.

Aproximándose al placer

El profesional médico recomendado para el diagnóstico y tratamiento de una disfunción orgásmica, así como de cualquier otro problema de naturaleza sexual, es el sexólogo, quien, luego de su evaluación especializada, se encargará de canalizar el problema e involucrar en su solución, si así es necesario, a los profesionales adecuados, sea un ginecólogo, un endocrinólogo, un genetista o un médico internista.

Aún así, el énfasis para el abordaje de este problema debe estar enfocado en la prevención, en tal sentido, la primera recomendación para evitarlo es informarse y educarse: “Hay que acabar con el mito de que el acceso a la información sexual impulsa la iniciación temprana, cuando se ha demostrado todo lo contrario, mientras más información maneje una persona sobre sexo (o cualquier otra cosa en la vida), su conducta va a ser mucho más responsable y acertada”.

“Lo ideal es formarse un poco en esta área, actualmente hay múltiples maneras de obtener información sexual variada de calidad, incluso a través de una plataforma gratuita como es el internet. Para eso existen excelentes bibliografías, como: Sexo Caliente (Hot Sex) de la autora australiana Tracey Cox y la novela Travesuras de una Niña Malade Vargas Llosa, entre otras, así como infinidad de videos y películas disponibles”, finalizó.