domingo, 27 de febrero de 2011

Principal causa de muerte materna tras el parto


Via www.globedia.com

La principal causa de hemorragia postparto es la atonía uterina, un cuadro en que el útero, después de haber expulsado la placenta, no se retrae ni se contrae. Se trata de una alteración que puede acarrear secuelas, que van desde una histerectomía (extirpación del útero) hasta la muerte materna.


La muerte de dos madres y el agravamiento de otras cuatro (que debieron ser sometidas a una histerectomía) tras dar a luz en el Hospital Félix Bulnes son experiencias que nadie quisiera repetir. Aún se están investigando las responsabilidades, pero ya se sabe que las complicaciones se derivaron del excesivo sangramiento que estas mujeres experimentaron luego de sus respectivas cesáreas. Un dato no menor, ya que las hemorragias uterinas constituyen actualmente la principal causa de muerte materna en países en vías de desarrollo.

“En los últimos treinta años, la mortalidad materna ha bajado drásticamente, y se sitúa alrededor de los 15 a 18 casos por cada 100 mil nacidos vivos, pero es una realidad que existe”, señala el doctor Juan Andrés Ortiz, jefe del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Sótero del Río y académico de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Este especialista precisa que la incidencia de este tipo de hemorragias, asociadas principalmente a la inercia o atonía uterina, es de uno por cada 20 partos. “Es decir -agrega- un 5 % de los partos pueden presentar, en algún momento, algún tipo de hemorragia, que según la cuantía y repercusión que tengan en la paciente, harán necesaria la aplicación de determinadas medidas por parte del equipo médico”.

Éstas van desde medidas iniciales de sostén hasta la administración medicamentos, llegando en última instancia a la cirugía (histerectomía), como método para poder controlar la excesiva hemorragia del útero, que de no ser detenida podría provocar la muerte de la madre.

“La histerectomía se practica sólo luego de haber agotado todas las otras instancias, porque evidentemente compromete la fertilidad futura de la paciente, y eso es algo que debemos evitar”, apunta el doctor Ortiz.

¿Por qué ocurren?
La inercia uterina puede ocurrir por diversas razones. Entre los factores predisponentes se encuentran algunas enfermedades maternas (como la hipertensión), ciertas condiciones del embarazo como las gestaciones múltiples, polihidramnios (exceso de líquido amniótico intrauterino), macrosomía fetal, las mujeres que experimentan trabajos de parto muy prolongados y aquellas que sufren de algún cuadro infeccioso durante el trabajo de parto, entre otras.

El doctor Ortiz explica que cuando una mujer da a luz, lo normal es que el útero, que aumenta su tamaño en el embarazo, se contraiga produciendo con ello el cierre de los vasos sanguíneos expuestos al interior del útero.

“Pero en la inercia o atonía uterina, el útero no se contrae, no vuelve a su posición y se producen estas hemorragias. Para manejar este problema, además de las medidas generales, se pueden usar medicamentos para que el útero vuelva a su tamaño, se contraiga y de esta forma, se evite el sangramiento excesivo”.

En aquellas situaciones, añade este profesional, “los fármacos utero-tónicos pueden ayudarnos enormemente a manejar la situación. En nuestro país, entre los más usados están la oxitocina y otros medicamentos como el misopostrol. Pero actualmente, contamos también con fármacos de última generación, como el Duratocin (carbetocin), cuya eficacia está bastante probada, y que sirven para manejar esta atonía uterina y el sangramiento, evitando de algún modo que se termine por extirpar el útero o con la paciente grave, en la UCI”.

Dependiendo de los antecedentes de la paciente, de su historial de salud y su situación particular, el profesional a cargo puede prevenir las secuelas de una posible hemorragia a través del uso preventivo de este medicamento. O bien, administrarlo cuando la hemorragia ya ha comenzado, lo que también contribuye a detener este proceso. “Estos fármacos permiten que el útero pueda responder favorablemente en un gran porcentaje, reduciendo el riesgo de que aparezcan estas complicaciones, una vez que se instala el cuadro”, explica este especialista, quien precisa que, en todo caso, cada situación debe estudiarse en forma particular.