Fuente: http://www.tratamientosbelleza.com.ar
En
la actualidad ya no resulta tan poco habitual que muchas mujeres se sometan a cirugías
plásticas de la zona genital, por cuestiones funcionales o meramente
estéticas. Es que en tiempos donde la sexualidad se vive más a pleno y sin las
ataduras de épocas pasadas, existe la preocupación por lucir bien, también
“allí abajo”.
Es
por ello que la medicina ofrece distintos tratamientos de ginecoestética,
algunos con intervenciones quirúrgicas y otros con tratamientos menos
invasivos, en todos los casos con un alto nivel de conformidad en las
pacientes.
Entre
las alternativas quirúrgicas, es oportuno repasar cuáles son. La vaginoplastía
y perineoplastía tienden a utilizarse para revertir las secuelas de
partos. La vaginoplastía devuelve elasticidad a los tejidos fláccidos de la
vagina, al tiempo que reduce su diámetro y se le da soporte a los músculos. El
periné es el área que va del ano a la vagina, que puede desgarrarse durante el parto o por la práctica de una episiotomía. Si no cicatrizó
en forma adecuada, este procedimiento corrige el problema recortando exceso de
tejido, lo que contribuye a darle más firmeza a la apertura vaginal. Ambos
procedimientos – que suelen practicarse juntos – previenen problemas de
salud como prolapsos e incontinencias, que suelen aparecer con la menopausia.
También
en quirófano se realiza la labioplastía, es decir, el recorte y modelado
quirúrgico de los labios vaginales, cuando presentan hipertrofia
(agrandamiento), son asimétricos o cuelgan. Se trata de un problema más común
de lo que se cree, que trae mucha incomodidad a la mujer en sus relaciones
íntimas, y también en la vida cotidiana (utilizar ropa ajustada, andar en
bicicleta, etcétera). Es habitual – pero no es el único caso – realizar este
procedimiento tras una gran pérdida de peso, en otras mujeres las asimetrías o
los labios demasiado grandes se dan de forma congénita.
Otro
procedimiento quirúrgico es la liposucción de labios y pubis, que se
realiza en pacientes con algún grado de sobrepeso u obesidad que tienen
demasiado tejido graso en esta zona, que puede persistir aún luego de bajar de
peso.
Pero
además, hay tratamientos mucho más sencillos, sin cirugía y que se realizan de
manera ambulatoria, es decir que son prácticas en consultorio, con anestesia
local o sin anestesia, que permiten reincorporarse a las tareas en el mismo
día.
Entre
esos procedimientos, encontramos la infiltración con ácido hialurónico del
punto G – el mismo producto utilizado en el rostro para rellenar arrugas –.
Ubicado a centímetros de la apertura vaginal, aumenta el placer femenino
durante las relaciones sexuales.
El
ácido hialurónico se utiliza también en los labios vaginales, para devolverles
turgencia y buen aspecto en mujeres maduras o con hijos.
Si
hay excesivo oscurecimiento de la piel de los genitales, lo que ocurre normalmente con el paso de los años, se pueden
practicar blanqueamientos con ácidos suaves como el salicílico o el
glicólico.
El
más novedoso de todos los procedimientos es la infiltración de plasma rico
en plaquetas. Se extrae de la sangre estéde la propia paciente, y aplicado
en la mucosa vaginal, estimula la producción natural de colágeno, elastina y
ácido hialurónico, con lo cual se evita la sequedad vaginal (muy frecuente en
la menopausia), al tiempo que mejora el aspecto general de todos los tejidos
genitales.
Como
se explicaba al principio, las opciones son muchas y no sólo satisfacen una
necesidad estética, sino que en muchos casos devuelve a la paciente la
funcionalidad y el bienestar, especialmente para disfrutar plenamente su vida
sexual.