Invito a todos mis colegas médicos a leer éste escrito. Carta de un abogado colombiano al gremio médico que encaja perfectamente a nuestra realidad.
Tomado de http://ginecobstetricia.blogspot.com/
Carta de un Abogado a los
Médicos de Colombia
Los
títeres del arte de curar, marionetas de obras sociales, hospitales y sistemas
prepagos de atención médica trabajan donde y como pueden. Su responsabilidad
social hace funcionar las instituciones y su irresponsabilidad personal los
lleva a exponerse inútilmente.
El
día en que ellos, verdaderos médicos por vocación, dejen de pensar tanto en el
paciente, en su capacitación profesional a cualquier costo, en las
instituciones para las que trabajan, y tomen conciencia de lo mucho que
arriesgan en cada acto médico, ese día la atención del país se paralizara.
Porque solo un demente alguien que ha perdido la facultad de discernir entre la
bondad y la estupidez, puede aceptar la responsabilidad de barajar una vida
humana cuando un sistema perverso y carente en todo sentido no le brinda la
seguridad y tranquilidad necesarias para trabajar como corresponde.
Porque
el médico que asume la responsabilidad en un acto quirúrgico, que se somete al
estrés de desplegar su arte sobre un paciente dormido, que asume la lucha
contra la enfermedad ajena, que desafía a la muerte sabiendo que no siempre
triunfara y que acepta hacerlo por la vergonzosa remuneración que el sistema le
asigna, ese médico no es bueno, es ESTÚPIDO, es alguien que consume toda
su inteligencia en el cadalso de su ofrenda personal hacia un prójimo que no le
reconoce el esfuerzo. Agotada su paciencia, ya no puede ver que un error,
aunque involuntario, le puede costar su patrimonio, su bienestar, su salud.
Este suicida altruista figura en todas las cartillas de los sistemas prepagos
de atención médica.......
Trabaja en los hospitales nacionales, provinciales o
municipales, superado por un aluvión de pacientes que envejece haciendo colas y
recibe atención francamente deficitaria.
Deambula
por clínicas y sanatorios juntando monedas para poder subsistir. Este médico,
suicida por vocación, inteligente para el prójimo y descerebrado para si mismo,
bueno y estúpido a la vez, responsable ante la sociedad e irresponsable ante su
familia, es la carne del cañón, el centro del blanco de la industria de la
"mala praxis". Todo abogado sabe que en este sistema perverso, tan
carente de recursos, tan manoseado por inescrupulosos enriquecidos a costa de
la salud, el médico es el "hilo fino" mas fácil de cortar, el
candidato ideal para exprimir, el ingenuo mas liviano de sacudir para rescatar
las monedas que llevan en los bolsillos.
Lo
que pocos se han puesto a pensar, es que, en definitiva este ensañamiento
médico, que no discrimina entre idóneos e incapaces, entre buenos y malos,
decentes y envilecidos comerciantes, es fundamentalmente perjudicial para el
paciente. La comunidad toda empieza a sufrir las consecuencias cuando el médico
capacitado, con experiencia, con reconocido prestigio entre sus colegas,
empieza a "esquivar" la patología difícil, esa donde arriesga mucho y
gana poco. El médico que cuida sus espaldas, discrimina por necesidad. La
comunidad toda sufre esta realidad, al verse privada de la idoneidad y la
experiencia de sus mejores médicos. Porque los mejores, también los mas
inteligentes, rápidamente ven la necesidad de dar un paso al costado para no
exponerse. Si bien es cierto que algunos médicos no están acostumbrados a
responsabilizarse por sus acciones, también es cierto que la inmensa mayoría,
no tendría que trabajar en las actuales circunstancias. Arriesgan mucho sin
ganar nada. Porque si un cirujano tiene que afrontar un juicio por mala praxis,
la demanda supera en miles de veces la remuneración de su trabajo. Una
intervención $1200 puede convertirse en un juicio de $120.000.
Así
las cosas, los sistemas prepagos de atención médica, circular mediante,
solicitan a sus médicos fotocopia de la póliza de seguro suscrita. Ellos, al
mejor estilo de Poncio Pilato, pretenden que el médico, con centavos que le
asignan por su trabajo, contrate un seguro de "mala praxis".
De esta manera, los líderes de la medicina prepaga se cubren de los errores del
servicio que dicen brindar. Logran su cometido sin sacrificar un solo centavo
de sus arcas. Con los aranceles vigentes, ningún médico puede asegurarse contra
"mala praxis". Con temor a la "mala praxis",
ninguno puede trabajar como debería.
El
auge de este tipo de juicios no es culpa de los abogados. Ellos, que son muchos
y deben subsistir, han visto las falencias del sistema que colocan al médico en
la primera línea de fuego. Como frágil fusible de una maquina sanitaria en constante
corto circuito, el médico salta y se quema. Gane o pierda, con o sin justicia,
con razón o sin ella, el médico debe pagar. La sociedad parece ensañada con los
encargados de velar por la salud.
Vocación
de SUICIDAS para seguir con esta profesión que tiene el índice más alto
de divorcios, alcoholismos, muertes prematuras y el menor en remuneraciones
comparados con otras clásicas.
¡Suicida
altruista! El profesional en una institución desmantelada y desgastada,
¡se
desgasta!
“Por
el bien de todos, la legislación debe proteger a todos"