La ginecología infanto-juvenil es una especialidad que se inicia en
Europa con el pediatra Húngaro L. Doblesey, actualmente
tiene reconocimiento académico en las facultades de medicina de solo
cuatro países del mundo; ellos son: República Checa, Hungría, Chile
y Venezuela; contando en nuestro país con un Postgrado adscrito a la
Universidad Central de Venezuela desde 1987, con sede en el
hospital de Niños J.M. de los Ríos en Caracas.
La misma está orientada a tratar los problemas y enfermedades
ginecológicas que puedan aparecer desde el nacimiento hasta la adolescencia.
¿Quién decide cuándo hacer la primera visita?
La ginecobstetra Maryory Gómez manifiesta que no existe una edad específica
para comenzar a visitar a un ginecólogo. Se recomienda a los padres
hablar con el pediatra de la niña acerca de esta transición, siendo
él mismo quien luego de realizar un buen examen general de la niña o
adolescente, valore la oportunidad de efectuar la interconsulta con
el ginecólogo infanto-juvenil.
Si durante la infancia no fue detectado ningún problema, por lo
general se recomienda la primera consulta cuando inician los primeros
cambios de la etapa puberal (cambios físicos y hormonales entre la
niñez y adolescencia), entre los 9 a 10 años, ya que es importante
conocer y orientar tanto a la adolescente como a la madre acerca de
los diferentes cambios que suelen presentarse, además de poder
detectar de forma temprana alguna anormalidad en el desarrollo.
Otras razones para asistir a consulta infanto - juvenil
Gómez resalta que durante la infancia y adolescencia la primera
causa de ta son las infecciones de vagina y vulva llamadas
vulvovaginitis, ocasionadas por parasitosis o mal aseo vulvar, coalescencia de
labios (soldadura anómala de los labios menores, cerrando total o parcialmente la entrada
de la vagina), la misma es detectada en la infancia,
menarquía precoz (presencia de menstruación antes de los ocho
años), trastornos menstruales ya entrando a la adolescencia y por último el inicio de la actividad sexual.
En este sentido, si los padres (la mayoría de los casos las madres),
notan alguna anomalía, su función radica en buscar en primera
instancia la ayuda del pediatra para asistir a una primera consulta,
donde la misma servirá de orientación y educación tanto para ellos
como para su hija.
Mamá como guía
Una de las principales preocupaciones de los padres es hablarles a
las hijas acerca de los temas de sexualidad, porque no siempre saben
cómo hacerlo, o incluso no cuentan con toda la información que un profesional en
la materia tiene.
Se recomienda tener una comunicación abierta, explicarles que
cada hecho tiene una consecuencia.
Es importante que la madre se convierta en la principal fuente de
información de su hija y se encargue de aclararle la importancia de
acudir a un ginecólogo.
Cuando una joven está informada y atendida adquiere el sentido
de responsabilidad que la ayudará a tomar mejores decisiones en
la vida. “El hecho de que le enseñes a tu hija la importancia de ir
al ginecólogo, hace que a futuro asuma una sexualidad adulta y
responsable”, concluye la ginecobstetra Maryory Gómez.
Publicado en http://cienciamedicaaldia.com/